un
humor entre perlas destilado
y
a no invidiar aquel licor sagrado
que
a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes
no toquéis, si queréis vida;
porque
entre un labio y otro colorado
Amor
está, de su veneno armado,
cual
entre flor y flor sierpe escondida.
No
os engañen las rosas, que a la aurora
diréis
que, aljofaradas y olorosas,
se
le cayeron del purpúreo seno;
manzanas
son de Tántalo, y no rosas,
que
después huyen del que incitan ahora,
y
sólo del Amor queda el veneno.
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