pesados días, con qué anhelo contemplo a veces
las ventanas.-Cuándo se abrirá
una de ellas y qué ha de traerme-.
Pero esa ventana no se encuentra, o yo no sé
hallarla. Y quizá mejor sea así.
Quizá esa luz fuese para mí otra tortura.
Quién sabe cuántas cosas nuevas mostraría.
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